Interplagas informa de cómo identificar y protegerse de las ratas en el hogar.
Las ratas invaden los hogares para buscar alimento y refugio.
La rata común, laucha de campo y la rata negra son las principales responsables de plagas de ratas en Argentina.
Las ratas de ciudad requieren de la presencia de agua para crecer y reproducirse, pero ante la presencia de lluvias, inundaciones, movimientos de suelos en nuevas construcciones estas alimañas se ven forzadas a salir de las alcantarillas para buscar refugio y alimento. Es así como, en las grandes ciudades, suelen optar por las casas y los departamentos para hacer sus nidos.
Esta plaga es muy fuerte y se reproduce de forma exponencial. Nunca está sola una rata es un animal social y por cada avistamiento se suele calcular otras 8 que no se ven. Son propensas de transmitir enfermedades muy peligrosas y mortales, como la salmonelosis, la enfermedad de Weil, la leptospirosis o la tuberculosis, y de portar consigo pulgas, garrapatas y ácaros, que además estos mismos son portadores de enfermedades.
Estos roedores, en casas, departamento, locales, galpones, depósitos, pueden ser muy dañinos rompiendo todo lo que encuentre a su paso desde cables hasta aislamientos, paredes, pisos de madera, come y contamina los alimentos, así como los lugares al hacer sus nidos y madrigueras con sus heces y orina. La presencia de esta plaga aumenta el riesgo de que estos animales puedan morder a personas y mascotas. Se ha demostrado que constituyen incluso un peligro de incendios ya que muerden cables eléctricos, no solo el de las casas sino también los de vehículos, por lo que deben ser eliminadas apenas se detecte su existencia.
La prevención adecuada de las plagas de ratas pasa necesariamente por la identificación de sus características y su comportamiento.
En Argentina existen varias especies de ratas, fácilmente reconocibles: la rata marrón también conocida como rata común o de alcantarilla y la rata negra o noruega y la laucha de campo. Todas son peligrosas y hacen estragos en casas y edificios. Tienen diferentes hábitos pero todas son una amenaza para la seguridad pública.
Las ratas tienen una vida de hasta 7 años. Se gestan en 20 días y pueden dar a luz 8 crías de promedio en cada parto, hasta 7 veces al año. Esta singular capacidad reproductiva es la que las hace altamente proclives a convertirse en plagas, que si se les deja actuar, cada vez serán más difíciles de combatir.
1. No acumular restos de comida en la cocina, los muebles y el suelo
2. Guardar alimentos en envases o envoltorios cerrados herméticamente y colocarlos en la heladera o alacenas cerradas.
3. Limpiar y desinfectar de forma habitual el hogar: lavar platos y elementos de cocina
luego de usarlos, recoger residuos y evitar acumular basura.
4. Usar basureros que sean cerrados.
5. Evitar la acumulación de chatarra, leña, ramas, basura, tejas sin usar, ladrillos etc., cerca de los edificios, para reducir la cantidad de lugares de difícil acceso en los que puedan esconderse o refugiarse las ratas.
6. Evitar la acumulación de agua de lluvia estancada y reparar cualquier pérdida de agua.
7. Utilizar recipientes cerrados con tapa ancha a rosca para la comida de las mascotas.
8. Cerrar cualquier abertura en puertas y ventanas con un espesor mayor de 0,5 cm, pues pueden ser el acceso a la vivienda.
9. Evitar la acumulación de cajas, papeles como diarios y revistas, cómo también embalaje s que puedan servir de refugio.
10. Mantener el pasto cortado y sacar malezas en los parques y jardines.
Pero si ya se ha verificado la existencia de la plaga de ratas, se debería llamar a un profesional en el área de control de plagas, como Interplagas, ya que como empresa responsable seguimos los procedimientos que garantizan la seguridad y la eficacia de la evaluación, tratamiento y seguimiento de los mismos.
Aunque existen muchas "soluciones" caseras para ahuyentar a las ratas como las tramperas, no todas suelen ser efectivas en todos los casos.
Las plagas de ratas deben considerarse un problema serio por los riesgos que implican para la salud. Deben ser atacadas ante los primeros síntomas de su presencia: existencia de ruidos inusuales, aparición de alimentos u objetos mordisqueados, evidencia de excrementos oscuros de unos 3 a 12 mm de largo en áreas comunes y de madrigueras en jardines, olor fuerte a amoníaco o metano en espacios cerrados.
AI Website Generator